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Todas las mujeres queremos estar bellas el día de nuestra boda. Bueno, y para qué vamos a engañarnos, el resto del año también, ¿o no es así? Quizás no sea tan fácil lucir resplandeciente el resto de días que quedarán del año porque la felicidad y alegría que desprendes ese día es sumamente especial (y te lo digo yo, que ya he pasado por ello), pero vamos a intentar acercarnos lo máximo posible a ese rostro perfecto. Y es que hoy he decidido compartir con todas vosotras algunos consejitos de los muchos que nos van dando en el curso de maquillaje al que llevo asistiendo ya un par de meses, que me está viniendo muy bien para aprender y seguro que también puede ayudaros...
Además, aunque muchas vais a poneros en manos expertas el día de la boda y podréis olvidaros de seguir estas pautas, seguro que hay algunas aventureras entre nuestras lectoras que decidan optar por maquillarse ellas mismas o con la ayuda de alguna amiga o familiar. En este caso, seguro que estos pasitos os vendrán qué "ni pintado" (y nunca mejor dicho).
En primer lugar, tenemos que preparar la piel. ¿Qué significa eso? Pues limpiarla a fondo primero, aplicar tónico después (un paso súper importante porque contribuye a devolver hidratación a nuestra piel tras el contacto con el agua) y finalmente las cremas. Lo ideal sería aportar algún tratamiento tipo serum o mediante ampollas de vitamina C -para iluminar- y posteriormente la crema hidratante según tu tipo de piel (en mi caso, que tengo la piel mixta, me vienen muy bien las cremas con ácido hialurónico). Finalmente, en casos puntuales como podría ser la boda, un serum perfeccionador para alisar la piel antes de empezar con el maquillaje.
En segundo lugar, lógicamente, aparecerá el maquillaje. Para ello, empezaremos con aplicar una base (una crema de color o las archiconocidas BB creams). Aplicaremos luego el corrector en ojeras, rictus y granitos y posteriormente los polvos (sueltos si hay brillos y compactos si no hay brillos). Éstos se aplicarán solo donde haya brillos y siempre de menos a más. En una segunda fase, nos centraremos en los ojos. Primero corregiremos cejas dándoles forma y color, después aplicaremos sombras y perfiladores y finalmente máscara de pestañas. Los últimos pasos nos harán pasar por las mejillas, con el colorete, por los labios, con la barra de labios que más nos guste, y los iluminadores en nariz, mentón y puntos estratégicos que queramos resaltar.
Dos últimos consejos para cerrar el post. En primer lugar, respeta siempre este orden a la hora de aplicar los productos y, en segundo lugar, mucho cuidado siempre con el tono de piel y los colores que vayáis a escoger. ¡El resultado dependerá mucho de ello! Eso sí, si lo ponéis en práctica, seguro que no dejáis a nadie indiferente...
Sara
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