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Casarse no es barato. Esta afirmación la conocemos mucho antes incluso de dar nosotros mismos el paso, pues hemos acudido seguro a la boda de algún amigo y las quejas de lo que cuesta un cubierto o un viaje de novios están a la orden del día. Son muchas cosas y las facturas se disparan, pero no os creáis, muchas veces el disponer de un presupuesto pequeño puede también tener sus ventajas. ¿Queréis que os contemos 6? Pues apuntad bien, seguro que alguna os suena y otra os puede despertar la curiosidad...
1. Las opciones se limitan. No todas las fincas, vestidos o escapadas de luna de miel son aptas para todos los bolsillos. Y aunque en un primer momento eso pueda frustrar, pensad siempre en la parte positiva: menos sitios para buscar, menos modelitos a probarse y una buen dosis de ingenio para encontrar el viaje perfecto y sin que pique en exceso. Podéis centrar mucho mejor el tiro, y al final el quid de la cuestión está en descartar sin mirar aquellas opciones que claramente se os escapan de las manos.
2. Dar rienda suelta a la creatividad. Los DIY están a la orden del día, y muchas veces contratar a un Wedding Planner que os ayude con esta tarea puede compensaros a nivel económico. Abaratarán costes, realizarán parte de las manualidades (o todas si el tiempo no os lo permite) y pueden ayudaros con las ideas para que tengáis una boda de ensueño sin necesidad de contratar la decoración más cara o buscando entre todos los proveedores que conocen para dar en el clavo.
3. Fuera compromisos. Ya sabemos que la parte que más encarece una boda es el menú. Si disponéis de un presupuesto ajustado, recortar en la lista de invitados. Eso os permitirá tener la excusa perfecta para no contar con aquellas personas que no son realmente importantes en vuestra vida.
4. Menos es más. Nunca un lema tuvo tanta razón de ser. Quizás no necesitéis hacer veinte regalos a vuestros invitados, o una barra libre con cócteles, o un vestido de Sissi Emperatriz. Lo importante para vuestros invitados será que les hagáis partícipes de un día tan importante para vosotros y poder estar allí junto a vosotros. El resto, muchas veces es secundario.
5. Fuera lo material, viva lo emotivo. Lo mejor de una boda y lo que queda para la posteridad son los recuerdos. Piensa quizás en la manera de poder hacer participar a tus familiares y amigos de ese día. Si alguno tiene un hobbie o algo que se le de bien, cuenta con él, para cantar, dibujar, bailar, lo que se os ocurra. Él se sentirá importante y se llevará un bonito recuerdo. Igualmente, podéis personalizar algún regalo para ellos, o simplemente preparar actividades algo más lúdicas para que lo que realmente se lleven ellos a casa sean emociones y recuerdos más que cachibaches o utensilios que no utilizarán jamás.
6. Centrarse en lo que realmente importa. Lo bueno de contar con un presupuesto bajo es que te sientas a pensar con la cabeza, y eso es importante. Sentaros y ver cuáles son vuestras prioridades, qué es lo que realmente debe estar el día de vuestra boda y qué no hace falta y así seguro que os ahorráis muchos quebraderos de cabeza.
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